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La subjetividad

La subjetividad

En la actualidad la confusión es una cualidad que se ha extendido en el ejercicio de la docencia, de la estructura familiar y en las funciones del estado. Hay ciertas dificultades que se hacen evidentes cuando no podemos discernir entre la compleja diversidad de una realidad que nos confunde por ausencia de marcas identificatorias e ideales. Las certezas se confrontan con la incertidumbre que generan los valores, códigos, lenguajes, los que ni bien se acceden a ellos ya varían. La falta de reconocimiento del sujeto opera perturbando las posibilidades vinculares, resistiendo las diferentes posibilidades de subjetivación.
La patología social de la época exhibe problemas que se expresan concretamente en dificultades para diferenciar el adentro y el afuera, manejando la violencia contra sí y/o contra el mundo. Actualmente son evidentes las variedades de choques violentos entre los sujetos siendo atravesados por situaciones que se manifiestan en agresiones consigo mismo, con la familia, la sociedad o la escuela. Produciendo una alteración de la subjetividad, es decir, de la manera de sentir, pensar y actuar. De la manera de “ser” y “hacer” y de existir en sociedad.
Entendemos la subjetivación como el proceso por el cual se “asume ser sujeto”. Nos encontramos frente a niños, jóvenes y adultos con trastornos de identidad donde el funcionamiento personal que pone de manifiesto cierto empobrecimiento de la capacidad de simbolización, del pensamiento y del aprendizaje por la experiencia. Como educadores estamos convocados a buscar nuevas metodologías que puedan hacer frente al alto grado de fragilidad social.
Es necesaria la restructuración de la educación y la enseñanza buscando una articulación de fines, objetivos y métodos que puedan ir construyendo un proyecto educativo acorde a la complejidad de los tiempos que vivimos. La ludocreatividad nos brinda en la formación docente ciertos instrumentos metodológicos que nos permiten comprender las nuevas manifestaciones subjetivas a las que nos enfrentamos en nuestra tarea de formadores.
Permitiéndonos adentrarnos en el aprendizaje del “ser” y “hacer” profesional estableciendo un proceso subjetivo en donde podemos percibir un nuevo universo: en la aplicación pedagógica ludocreativa hay una valorización de la afirmación del sujeto, él docente desarrolla una autonomía metodológica alejándose de la repetición, generando novedades que implican cambios en el “ser” y “hacer”. Este proceso de desarrollo nos da la oportunidad de crear y recrear, manifestando el potencial y contribuyendo al conocimiento de sí mismo, logrando protagonismo y autonomía profesional con la posibilidad de producir cambios e iniciar procesos de aprendizajes, que se alejan de las formas reproductivas del conocimiento.
Las actividades de expresión son un espacio de existencia donde uno puede crecer desde su interior desarrollando la sensibilidad e iniciando un proceso de realización, enriqueciendo la cualidad del profesor y del alumno. Las mismas son un medio de valorizar “al sujeto” creando nuevas perspectivas en una dinámica de desarrollo profesional, convirtiéndose en una vía de descubrimiento y desenvolvimiento de potencialidades. Brindando al ejercicio profesional docente una vía de ensayo que se acercaría mas a la comprensión de las nuevas modalidades subjetivas, siendo posible otra representación de la realidad actual.
El docente con una adquisición metodológica fundamentada en la expresión del sujeto, transforma su relación con los alumnos y su papel profesional en la sociedad. Se necesitan docentes que confirmen que para cada duda de los sujetos hay un proceso de aprendizaje que transforma las incertezas en aprendizajes significativos, y poder así evolucionar como sujetos. Asumiendo el nuevo rol docente, reconozcamos que el conflicto, que es la puerta de entrada al aprendizaje se transforme en el deber de aprender, reconstruyendo el placer de aprender. Si no reencontramos el placer perderemos el aprendizaje de muchos sujetos.
Es un fin rencontrar el placer de aprender de alumnos y de docentes atravesando las incertezas y descubriendo cuales son las formas de aprender. El ser humano aprende mucho más cuando hace, siente y piensa situándose como protagonista del aprendizaje.
El arte expresión es la vía y el aprendizaje es la finalidad, es por eso que el aprendizaje del sujeto es el centro de la pedagogía para crear un futuro donde debemos conseguir la alegría de aprender.
Para poder responder a las necesidades actuales podemos plantearnos dos preguntas: ¿qué estamos aprendiendo? y ¿cómo estamos aprendiendo? Debemos poder dar respuestas de contenidos sin reproducir, buscando la libertad de las formas de aprender. La pedagogía busca la mejor forma de aprendizaje del sujeto. La metodología de la pedagogía de la expresión transforma el camino de aprendizajes, colocando a la persona en un proceso de transformación que parte de la expresión para llegar a los contenidos: cognitivos, éticos, estéticos.
Hay una innovación en el rol docente, el asume la orientación de las animaciones pedagógicas asegurando la evolución de las múltiples situaciones de aprendizajes que se desarrollan en el campo pedagógico estableciendo las interrogantes de una nueva articulación conceptual. Para desarrollar los procesos de aprendizajes y asegurar la expresión ludocreativa, existe una secuencia metodológica que se inicia en el impulso lúdico buscando la predisposición del sujeto para el desarrollo de los aprendizajes, introduciéndonos en la expresión creativa que se continúa en la aplicación del método científico: experimentar, ensayar hipótesis, comprender las consecuencias y especificar conclusiones.
En la articulación entre la expresión y el conocimiento hay una meta cognición simbólica que lleva al docente hacer una construcción epistémica. Que el docente pueda aprender a aprender creativamente en un proceso permanente con el alumno es un factor actual que está relacionado con el valor de un instrumento metodológico que es la interacción, el mismo es una respuesta a la heterogeneidad.
El docente animador tiene como finalidad propiciar la reflexión y el pensamiento autónomo para la búsqueda de la convivencia ciudadana, “como una forma de transformar los conflictos en desafíos de aprendizajes de convivencia” (Raimundo Dinello 2007). La expresión y la creatividad son los fundamentos de una novedosa perspectiva educativa que considera la globalidad del sujeto en la situación formativa, convirtiéndose en ejes del proceso epistémico.
El conocimiento se va construyendo a partir de la realidad del sujeto a través de una propuesta pedagógica que delineada por la expresión ludocreativa del sujeto, es por eso que el individuo puede aprender a ser sujeto en su contexto asumiendo iniciativas para concretar un proyecto de vida. La expresión y la creatividad son formas universales del ser humano para construir su mundo interno y externo.
De la expresión creativa surge naturalmente el crecimiento de la autoestima y el valor de los otros sujetos. En esta propuesta pedagógica los sujetos desarrollan una auto-construcción que se plasma en la creatividad como una manifestación de la subjetividad.
El sujeto en el acto de crear se encuentra consigo mismo en una situación de aprendizaje significativo que lo convierte en sujeto de su ser y hacer. El aprendizaje es la única vía de crecimiento del sujeto. Hay elementos que nos reúnen a todos los que trabajamos en la ludocreatividad ya que este movimiento pedagógico toma al juego y a las actividades de expresión creativa como ejes fundamentales de la propuesta que pueden aplicarse en diferentes campos.
La metodología ludocreativa requiere de una formación y se debe disponer de cierto proceso vivencial brindado por los seminarios de formación y profundización, simultáneamente a esto se debe experimentar la propuesta en un campo laboral profesional. Cuando nos planteamos la necesidad de una renovación estamos iniciando una profundización en la instrumentalización de la comprensión de las subjetividades actuales para el desarrollo de los procesos de aprendizajes.
El nuevo rol docente valora la presentación del sujeto respetando su subjetividad en un camino interactivo de aprendizajes. Experimentar, jugar, crear, animar es una experiencia interactiva, donde dejamos ciertas certezas previas dando lugar a la subjetividad. Ya que ella es entendida como la expresión de vida del sujeto que es protagonista de sus procesos de aprendizaje, sabiendo comprender lo que piensa y lo que hace en ese camino interactivo de aprendizajes. Siendo la mejor vía de desarrollo de cada sujeto para transformar la realidad social. Esta experiencia despierta interioridad, provoca el pensamiento, otorgándonos ciertas libertades.
Los docentes que han experimentado esta propuesta promueven la interacción y la valorización de las heterogeneidades como la forma de comprender las complejidades actuales. Es por medio de la acción que continuamos junto a otros colegas, una investigación sobre los campos de la aplicación metodológica con el fin de desarrollar procesos de aprendizajes efectivos y humanizadores en niños, adolescentes y adultos.
Hay una evolución personal en quienes aplican la propuesta porque ella da la posibilidad de expresarse y de adquirir múltiples aprendizajes.
En Argentina actualmente estamos desarrollando un proceso de investigación y acción formativa con un equipo de docentes en instituciones educativas. Simultáneamente se está realizando una innovación en la formación de educación y salud laboral por medio de la metodología ludocreativa.
La experiencia de esta pedagogía favorece el desarrollo del universo personal y profesional ya que la subjetividad aparece reflejada en la expresión como una forma de manifestación creativa. La ludocreatividad en cuanto competencia profesional acorde a estos tiempos, nos permite evolucionar en el sentido que cada uno pueda asumir sus especificidades, respondiendo a las diferentes realidades sociales que vivimos.
Para circular en este camino de formación hemos integrado un equipo de trabajo que trasciende fronteras y busca una identidad latinoamericana, estableciendo un proceso creador y singular que propicia ciertas pertenencias y referencias. De esta manera definimos nuestro hacer, buscando respuestas a las diferentes realidades sociales. Es por ello que consideramos al sujeto involucrado en el conocimiento, la emoción y en su interacción social, como la forma de comprender la subjetividad en los procesos de aprendizajes.

Licenciada Beatríz Gago

Bibliografía:
Berenstein, I. “Del ser al hacer”. Edit. Paidòs. Buenos Aires. 2007.
Dinello, R. “Artexpresión”. Edic. Nuevos Horizontes. Montevideo. 2005.
Dinello, R. “Tratado de Educación”. Edit. Grupo Magro. Montevideo. 2007.

Stella Pereyra